Kinshasa, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO (Agencia Fides, 23/03/2017) - Desde principios de octubre de 2014, la 
población del territorio de Beni (Kivu del Norte - República Democrática
 del Congo) es víctima de una serie de secuestros y masacres, en los que
 más de mil personas han perdido la vida.
El gobierno congoleño culpa de la violencia a un grupo de rebeldes 
ugandeses de inspiración islámica, las Fuerzas Democráticas Aliadas 
(ADF), que describe como un grupo terrorista yihadista. Según el 
gobierno, las ADF están en contacto con otros grupos yihadistas como Al 
Shabaab de Somalia y Boko Haram de Nigeria. Esta tesis parece estar 
demostrada por la presencia en las filas de la ADF, de ugandeses, 
somalíes, keniatas, chadianos y sudaneses. “Pero la tesis yihadista del 
gobierno no es del todo convincente.
Podría ser un truco sencillo para 
ganarse la simpatía de la comunidad internacional, que también es 
'víctima' de una cierta forma de terrorismo internacional”, afirma la 
nota enviada a la Agencia Fides por la Red Paz para el Congo.
Las masacres en realidad nunca han sido reivindicadas como sucede con 
las cometidas por los grupos yihadistas en otras partes de África, por 
ejemplo Boko Haram en Nigeria o los Shabaab en Somalia. La ADF no hace 
comunicados ni están activos en sitios de Internet jihadistas. Ellos no 
siguen una lógica de reclutamiento de nuevos creyentes en vista de la 
expansión de un califato en la región de los Grandes Lagos de África, 
sino una lógica de asentamiento territorial. 
En ellos, se puede observar una estrategia de asentamiento en 
determinadas zonas del territorio de Beni, donde la población local ya 
no puede acceder. En cuanto a los supuestos miembros extranjeros, es 
difícil pensar que se trate de “Foreign Fighter” (combatientes 
extranjeros) llegados al Congo para enrolarse en una hipotética yihad. 
Se trata más bien de extranjeros ya presentes en suelo congoleño desde 
hace años, incluso décadas, por motivos política, económicos o 
profesionales.
“Según otra teoría, los verdaderos autores de estos delitos serían el 
mismo gobierno y las poblaciones de origen ruandes cuyo objetivo sería 
balcanizar la región”, afirma el comunicado. “Este era también el punto 
de vista del padre Vincent Machozi, religiosos asuncionista asesinado en
 la noche del 20 de marzo de 2016. 
Poco antes de ser asesinado, Beni-Lubero en su página web, había acusado
 al presidente del Congo Joseph Kabila y al Presidente de Ruanda Paul 
Kagame de ser los verdaderos instigadores de las masacres. Según él, los
 dos presidentes promovían una atmósfera de terror con el fin de obligar
 a la población local a abandonar sus tierras, ricas en madera y 
minerales, para asentar a una nueva población procedente de Ruanda. En 
su último mensaje antes de su asesinato, el padre Machozi había escrito:
 «las túnicas musulmanas ayudan a crear confusión para ocultar el rostro
 de la ocupación ruandesa, que ya demasia
do
visible a los ojos de todos»”.
 
