CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 25 de marzo de 2017).-  A las  7.15  horas de esta mañana  el Santo Padre FRANCISCO ha salido
 en avión del Aeropuerto de Roma-Fiumicino para la Visita Pastoral a la Arquidiócesis de Milán.
          
A su llegada al Aeropuerto de Milán-Linate, previsto a 
las 8.00 horas, el Papa ha sido recibido por el Em.mo Cardenal Angelo 
Scola, Arzobispo de Milán  y por el Presidente de la Región de Lombardía, Roberto Maroni, la Prefecto de Milán, Luciana Lamorgese, el Alcalde de Milán, Giuseppe Sala, el alcalde de Segrate, Paolo 
Micheli, y por otras personalidades.
           
Sucesivamente el Papa  ha visitado el  barrio 
Forlanini – “Case Bianche” de Via Salomone donde a las  8.38, le ha 
recibido don Augusto Bonora, Párroco de San Galdino.
           
A continuación el Papa FRANCISCO ha visitado a tres 
familias en sus apartamentos respectivos y dirige un saludo a los 
residentes en la explanada  de las “Casas Blancas”. Después, encuentra a
 los representantes de familias rom, islámicos, inmigrantes y habitantes
 del barrio.
          
 Publicamos a continuación el saludo que el  Santo Padre 
dirige a los  residentes en la explanada  de las “Casas Blancas”:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
  
 
¡Gracias por vuestra bienvenida, tan calurosa, muchas gracias! Sois 
vosotros los que me recibís a mi entrada a Milán y es para mí un gran 
regalo:  entrar en la ciudad encontrando rostros,  familias, una 
comunidad.
 
 
Y gracias por los dos regalos tan particulares que me habéis ofrecido.
 El primero  es esta estola,  ( el Santo Padre se la ha puesto) 
un signo típicamente sacerdotal, que me conmueve de una manera  especial
 porque me recuerda que vengo aquí, entre vosotros como sacerdote, entro
 en Milán como sacerdote. Esta estola  no la  hábeis comprado ya hecha, 
la habéis creado aquí, la han tejido algunos de vosotros  de forma 
artesanal . Esto la hace  mucho más valiosa; y recuerda que el sacerdote
 cristiano es elegido por el pueblo y para servir al pueblo; mi 
sacerdocio, como el de vuestro párroco y el de los otros sacerdotes que 
trabajan aquí, es un don de Cristo, pero está  "tejido"por vosotros, por
 nuestra gente, con su fe, sus fatigas, sus oraciones, sus lágrimas ... 
Esto es lo que veo en el signo de la estola. El sacerdocio es don de 
Cristo, pero “tejido” por vosotros, y esto es lo que veo en este signo.
 
 
Y luego me habéis dado  esta imagen de vuestra Madonnina:
 cómo era antes y como es ahora, después de la restauración.  Yo sé que
 en Milán me recibe la  Madonnina, en lo alto del Duomo; pero gracias a 
vuestro regalo, la  Madonnina  me recibe  ya a partir de aquí, a la 
entrada. Y esto es importante porque me recuerda la solicitud de María, 
que corre al encuentro de Isabel. Y  la atención,  la solicitud de la 
Iglesia, que no se queda en el centro a esperar, sino  que sale al 
encuentro de  todos, en las periferias, sale también al encuentro de  
los que no son cristianos, incluso de los no creyentes ...; y lleva a 
todos Jesús, que es el amor de Dios hecho carne, que da sentido a 
nuestras vidas y nos salva del mal. Y la Virgen no sale al encuentro 
para hacer proselitismo¡no!. Sale para acompañarnos en el camino de la 
vida; y también el hecho de que haya sido la Madonnina la que me 
esperaba a las puertas de Milán me ha hecho recordar cuando de niños, de
 chicos volvíamos de la escuela y estaba mamá en la puerta esperándonos.
 ¡La Virgen es madre! Y llega siempre antes, sale antes para acogernos, 
pare esperarnos. Gracias por esto. Y también es significativa la 
restauración: esta Madonnina vuestra ha sido restaurada,  como la 
Iglesia siempre tiene que ser "restaurada", porque está hecha por 
nosotros, que somos pecadores, todos, somos pecadores. Dejémonos 
restaurar por Dios, por su misericordia. Dejemos que nos limpien  el 
corazón, sobre todo en este tiempo de Cuaresma. La Virgen está libre de 
pecado;  no necesita restauración, pero su estatua sí, y así, como 
 Madre, nos enseña a dejarnos limpiar por  la misericordia de Dios, para
 dar testimonio de la santidad de Jesús. Y hablando fraternalmente, una 
buena confesión nos hará mucho bien, a todos. Pero pido también a los 
confesores que sean misericordiosos.
 
 
Gracias de todo corazón por estos regalos! Y, sobre todo, gracias por 
estar aquí, por vuestra acogida y vuestra oración que me acompaña a la 
entrada de Milán. El Señor os bendiga y la Virgen os proteja. Y por 
favor, no os olvidéis de rezar por mí.
Y ahora recemos a la Virgen
(Ave María y bendición)
Y ¡hasta pronto!
Al final de la visita al barrio Forlanini  - “Casas Blancas”, el 
Santo Padre se traslada en automóvil  al Duomo de Milán, para 
encontrarse con los sacerdotes y los consagrados.
 
