Brasilia, BRASIL (Agencia Fides, 13/07/2017) – El Senado brasileño ha aprobado con 50 votos a
favor y 26 en contra, la reforma laboral de Michel Temer, el proyecto
principal del político del gobierno en el último año. El texto, que ha
causado un sinnúmero de manifestaciones y tres huelgas generales,
pretende modernizar el mercado brasileño y estimular la economía, que a
pesar de los signos de mejora, todavía permanece dentro de la peor
crisis desde hacía décadas. Un grupo de senadores ha frustrado al
Presidente del Senado en el momento de iniciar la sesión para la
votación de la reforma. La sesión ha sido suspendida durante seis horas y
la votación sólo ha sido posible después de las diez de la noche del
martes 11 de julio.
La Conferencia Episcopal de Brasil (CNBB), junto con otras 11
instituciones, había criticado con dureza el texto de la reforma, ya que
da una gran cantidad de poder al empleador, sin proteger al trabajador
lo suficiente. La CNBB ha publicado una nota que indica que el texto
contiene propuestas inconstitucionales y muestra un serio paso hacia
atrás en el campo social. Hace unos días, el presidente de la CNBB, el
cardenal Sergio da Rocha, arzobispo de Brasilia, dijo que la CNBB estaba
discutiendo sobre la crisis brasileña, “¡La crisis política no debe
continuar!”, y denunció la corrupción que vive
el país y la arrogancia de las autoridades al ignorar la opinión
pública.
Entre las nuevas medidas de la reforma laboral, algunas hacen que sea
difícil presentar reclamaciones por parte de los trabajadores a las
empresas, facilitando la contratación de personas en posiciones clave,
eliminando los impuestos que se pagan a los sindicatos que eran
obligatorias (en Brasil hay 17.082 sindicatos, para hacerse una idea, en
Argentina, hay sólo 100), permitiendo que los acuerdos alcanzados entre
el empleador y el empleado tengan precedencia sobre la ley, de modo
que, por ejemplo, se pueden acordar turnos de hasta 12 horas al día.