Caracas, VENEZUELA (Agencia Fides, 13/07/2017) – Como conclusión de la 108 Asamblea Plenaria de
Venezuela, que se ha celebrado en Caracas del 7 al 12 de julio, los Obispos han publicado un “Mensaje
urgente a los católicos y personas de buena voluntad en Venezuela”.
“En nuestro país se percibe de manera muy clara cómo la violencia ha
adquirido un carácter estructural. Son variadas sus expresiones: desde
la represión irracional, con su dolorosa cuota de muertos y heridos, los
daños a viviendas y estructuras residenciales; y persecuciones, hasta
la desatención frente a las necesidades básicas de la gente. La
represión oficial genera, en ocasiones, respuestas violentas, lo cual
contribuye a crear un clima de tensión y anarquía, con sus peligrosas
consecuencias. Existe un menosprecio de la dignidad humana que se
expresa en la violación y negación continua de los derechos humanos por
parte de las autoridades” se lee en la primera parte del mensaje
recibido en la Agencia Fides.
“Es hora de un cambio de rumbo en la orientación política del Gobierno”
continua el texto, "la iniciativa del Gobierno de convocar una Asamblea
Nacional Constituyente, cuestionada y rechazada por la mayoría del
pueblo venezolano. Esta propuesta ha ignorado rotundamente que es el
pueblo, en el ejercicio de su propia soberanía, quien la puede y debe
convocar” “Todo deja entrever que lo que se busca es instaurar un Estado
socialista, marxista y militar con la desaparición de la autonomía de
los poderes, especialmente el legislativo”.
“Como pastores de la iglesia en Venezuela, haciéndonos eco de los
clamores de la inmensa mayoría de nuestro pueblo, queremos elevar
nuestra voz y exigir: al gobierno nacional: que retire su propuesta de
una asamblea constituyente; a la fuerza armada que cumpla su deber de
estar al servicio de todo el pueblo y no simplemente de un régimen,
partido o gobernante; a la clase política, que esté siempre comprometida
sólo con el pueblo para superar la crisis.
Nosotros como pastores, nos comprometemos a seguir acompañando
solidariamente a nuestro pueblo y pedimos a todos los miembros de la
Iglesia y a las personas de buena voluntad que sean solidarios con los
más vulnerables”. El mensaje termina con una invitación a participar en
la Jornada de Oración y ayuno convocada para el 21 de julio.