Asesinatos de líderes sociales e incertidumbre sobre los acuerdos de paz catalizan el debate de los Obispos

Bogotà, COLOMBIA (Agencia Fides, 04/07/2019) – La Asamblea de Obispos de Colombia se encuentra actualmente en curso sobre el tema "La economía al servicio de la dignidad humana y el bien común", pero la presentación de las diferentes realidades de las diócesis ha concentrado la atención y reflexión sobre los temas de violencia, con los asesinatos de manera sistemática de líderes sociales y defensores de derechos humanos, y sobre el estancamiento de la implementación de los acuerdos de paz a nivel social y político.

Mons. Juan Carlos Barreto, obispo de Quibdó, presentó una realidad que aún sufre debido a la corrupción y la falta de oportunidades, tanto así, recordó el obispo, "el gobierno tuvo que crear la Comisión Intersectorial Chocò, porque en el lugar hay Una crisis humanitaria, económica, social y ambiental".

"El asesinato de líderes sociales y defensores de derechos humanos es, sin lugar a dudas, una de las grandes preocupaciones que existen hoy en el país, porque viola fuertemente el ejercicio de la democracia local y la participación ciudadana", dijo el director de la Secretaría Nacional del Pastoral social (SNPS), Héctor Fabio Henao.

La otra gran preocupación sigue siendo los Acuerdos de Paz, que apenas alcanzan el 23% del consenso popular. "Los desafíos para la Iglesia son muchos en la tarea de fomentar y estimular escenarios de diálogo en los que las personas pueden participar, ayudar. Todos los que sentimos que somos miembros de la Iglesia debemos contribuir a la reconciliación de Colombia", dijo el Padre Darío Echeverri, secretario de la Comisión de Reconciliación Nacional de la CEC.

Justo ayer, miércoles 3 de julio, la delegación del grupo Guerrillero Ejército Liberación Nacional (ELN) de Colombia, que permanece en Cuba tras el congelamiento de las negociaciones con el gobierno colombiano, dijo que espera un "alto al fuego" bilateral e informó haber entregado los documentos del proceso de paz a los países garantes, a las Naciones Unidas y al Vaticano, con la esperanza de que el gesto sirva para reanudar el diálogo.