Roma, ITALIA (Agencia Fides, 11/07/2019) - Un continente con mil 300 millones de habitantes,
de los cuales el 40% tiene menos de 15 años y el 60% no llega a los 25
años. Se trata de África a la que la revista Mundo Negro, publicada en
España por los Misioneros Combonianos, dedicó un número especial. Es una
edición monográfica que se publica cada tres años y que ofrece una
"radiografía" del continente africano, con el fin de tener, como dice el
editorial, "África en la mano".
El número presenta una serie de comentarios, estadísticas y dossieres de
cada uno de los 55 países africanos, ofreciendo a los lectores una
imagen precisa pero ágil.
Entre los temas tratados se encuentra el de las migraciones, con un
artículo que recoge las tesis presentadas por Stephen Smith en su libro
"Escape to Europe". La mayoría de los migrantes africanos se trasladan
de un país a otro en el mismo continente negro, mientras que solo una
pequeña parte de ellos está tratando de encontrar su camino a Europa.
Estos últimos, señala Smith, son personas que pertenecen a la naciente
clase media africana. "El hecho de perder los elementos más dinámicos o
los más educados es una gran pérdida para África", destaca Smith, según
el cual incluso las remesas de los emigrantes de Europa a África tienen
un efecto negativo porque no alimentan un circuito virtuoso para el
desarrollo del país de origen, sino que permanecen confinadas a las
familias de los emigrantes.
La pérdida de capital humano tiene efectos negativos en la economía, la
sociedad y la política de los países de emigración. "Para la
construcción de una democracia es necesaria la existencia de una clase
media. Los pobres no tienen tiempo ni oportunidad de dedicarse a la
política, mientras que los ricos y poderosos tienen dificultades para
colaborar en la construcción de la democracia". En conclusión, según
Smith, "con la migración, África pierde".
A nivel eclesial, el p. Francesco Pierli, en su artículo "Unir, sanar y
costruir" describe la evolución de la vida religiosa en una África en
transformación, subrayando el papel social de la Iglesia que, en su
actividad evangelizadora, acompaña el desarrollo de las sociedades
locales gracias a su red de escuelas, centros de formación, hospitales y
clínicas.