Islamabad, PAKISTÁN (Agencia Fides, 21/12/2016) - La ley sobre la blasfemia en vigor en
Pakistán es usada con frecuencia contra las minorías religiosas o de
forma instrumental para fortalecer a grupos de vigilancia musulmanes
intencionados a amenazar o matar a las personas acusadas. Por este
motivo debe ser derogada. Dice nuevo informe de Amnesty International
titulado “As good as dead’ The impact of the blasphemy laws in Pakistan”
enviado a la Agencia Fides.
“Hay pruebas abrumadoras de que la ley sobre la blasfemia viola los
derechos humanos y alienta a la gente a aplicarla en su propio
beneficio. Una vez que una persona es acusada, el sistema ofrece muy
poca protección, la presume como culpable y no la protege de aquellos
que quieren usar la violencia”, explica Audrey Gaughram, director del
programa “cuestiones globales” de Amnesty International.
El informe explica cómo las personas acusadas de blasfemia conducen “una
lucha desigual para ver reconocida su inocencia”. Y, aunque sean
absueltos y liberados, a menudo después de largas demoras, pueden sufrir
amenazas de muerte. El documento de Amnesty señala que, una vez
registrada una denuncia por blasfemia, el acusado puede ser detenido sin
que la policía verifique si dicha denuncia está justificada. Cediendo a
la presión de las multitudes enojadas y de los líderes religiosos
extremistas, a menudo la policía transmite el caso a un juez sin
realizar las averiguaciones pertinentes y verificar las pruebas. Además,
cuando se formaliza la denuncia, se puede negar la libertad bajo fianza
y “se prospecta un proceso largo e injusto, como en el famoso caso de
Asia Bibi, condenada a muerte en 2010” y aún a la espera de la sentencia
del Tribunal Supremo.
El fenómeno es bien conocido, recuerda el texto, por lo que los grupos o
individuos se hacen justicieros “amenazando o matando a los acusados y a
las personas relacionadas con ellos, como miembros de la familia,
abogados y miembros de sus comunidades”. Incluso los agentes del sistema
judicial, como jueces, abogados, policías, sufren intimidaciones y no
pueden actuar con eficacia e imparcialidad.
Amnesty International explica cómo la ley sobre la blasfemia se presta
al abuso y viola las obligaciones internacionales de Pakistán como la de
respetar y proteger una serie de derechos humanos básicos, como la
libertad de religión, de creencia, de opinión y de expresión. La
organización pide la derogación de esta ley - a menudo manipulada para
golpear a las personas más vulnerables, como los niños, las personas con
discapacidades mental, los que pertenecen a minorías religiosas - y
pide al gobierno paquistaní que adopte nuevas normas que respeten
plenamente el derecho internacional. La ley de blasfemia consiste en
tres artículos del Código Penal de Pakistán, que castigan con la cadena
perpetua o la pena de muerte el insulto al Corán, al Islam y al profeta
Mahoma.