jueves, 22 de diciembre de 2016

Saluda a los trabajadores del Vaticano: "Comprometidos en un trabajo digno, respetuoso de la persona y de la familia"

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 22 de diciembre de 2016).- “Volvemos a encontrarnos en este momento familiar tan bonito, para intercambiarnos las felicitaciones  navideñas. Me gusta mucho porque es una oportunidad para encontrarnos todos juntos,  también con vuestros familiares, esposas y esposos, hijos, padres, que a menudo son abuelos”, ha dicho el Papa recibiendo esta mañana en el Aula Pablo VI a los trabajadores del Vaticano. FRANCISCO ha dado en primer lugar, gracias al Señor por todos sus dones. “Porque es verdad que  estos días se piensa en los regalos de Navidad –ha observadopero en realidad el que nos hace  el verdadero regalo es Él, nuestro Padre, que nos da a Jesús. Y nuestros dones, esta hermosa tradición de intercambiar regalos, debe ser precisamente esto: un reflejo del  único don que es su Hijo hecho hombre y nacido de la Virgen María”.
 

Junto a los empleados el Santo Padre dio ante todo gracias a Dios por el don de trabajo. “El trabajo es importantísimo, tanto para la persona que trabaja como para su familia –subrayóY mientras damos las gracias, rezamos por las personas y las familias, en Italia y en todo el mundo, que no trabajan, o, que muchas veces, hacen trabajos indignos, mal pagados, perjudiciales para la salud ... Tenemos que dar siempre gracias a Dios por el trabajo. Y debemos comprometernos, cada uno con su propia responsabilidad, para garantizar que el trabajo sea digno, respetuoso de la persona y de la familia, que sea justo. Y aquí, en el Vaticano, tenemos  una razón más  para hacerlo, tenemos el Evangelio, y hay que seguir las directrices de la Doctrina Social de la Iglesia”. “Aquí en el Vaticano –reiteró no quiero trabajos que no estén en esta línea:Nada de trabajo en negro, nada de subterfugios”.
 

Pero además de dar gracias al Señor, FRANCISCO dio las gracias a los presentes por el trabajo que desempeñan. “Os agradezco a cada uno de vosotros, a  cada uno –insistió  el esfuerzo que hace todos los días por hacer su trabajo y  tratar de hacerlo bien, incluso cuando no está muy bien o hay alguna preocupación en la familia ... Lo bueno  del Vaticano es que, como es una realidad  muy pequeña, se puede ver en conjunto, con las diversas tareas que la forman, y cada una es importante. Los distintos sectores de trabajo están cerca y conectados, más o menos todos se conocen  y se  siente la satisfacción de ver un cierto orden, que las cosas funcionan, con todas las limitaciones, por supuesto, siempre se puede y se debe mejorar,  pero es bueno saber que cada sector hace su parte y el conjunto funciona bien para el beneficio de todos. Aquí, esto es más fácil, ya que somos una realidad  pequeña, pero esto no va en detrimento del compromiso y el mérito personal; y por lo tanto deseo  daros las gracias”.
 

Después el Papa recordó que este había sido un año especial: el Año Santo de la Misericordia y que también los trabajadores del Vaticano vivieron el Jubileo y pasaron, con el Papa, por la Puerta Santa. “Este año el Señor ha hecho que su misericordia se  desbordase sobre nosotros –dijo Pero ¿esa gracia se ha acabado con el final del Jubileo? No. Está dentro de nosotros para que hagamos que fructifique en la vida diaria, tanto en la familia, como en el trabajo, en todas partes... La Navidad nos lo recuerda: "Ha aparecido la gracia de Dios que trae la salvación a todos los hombres y nos enseña a vivir en este mundo con sobriedad, justicia  y piedad”, como dice  San Pablo. La "gracia de Dios" ha “aparecido” en Jesús, Él es el Amor de Dios encarnado, a través del Espíritu Santo. Y ese mismo Espíritu lo hemos recibido todos en el Bautismo y la Confirmación; pero debemos invocarlo todos los días,  despertar la acción del Espíritu en nosotros, "para vivir en este mundo" - incluso en este pequeño mundo del Vaticano - "una vida sobria, justa y piadosa".
 

Al final el Papa pidió que los trabajadores llevasen un saludo especial suyo a los niños y a los ancianos de sus familias “¡Son tan importantes!” exclamó. “Y un saludo acompañado de la oración por los enfermos. A todos os deseo que vuestros corazones estén llenos de misericordia, llenos de la gracia del Jubileo  que Jesús viene a reavivar en nosotros.El Señor os bendiga y la Virgen os proteja”. “Y, delante del belén –terminó acordaos de rezar por mí”.