jueves, 15 de diciembre de 2016

Los Embajadores de Burundi, Fiji, Mauricio, Moldavia, Suecia y Túnez presentan sus cartas credenciales al Papa

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 15 de diciembre de 2016).-   Los nuevos Embajadores y Embajadoras  ante la Santa Sede de Burundi (Else Nizigama Ntamagiro), Fiji (Jitoko Tikolevu), Mauricio ( Girish Nunkoo), Moldavia (Vitalie Rusu), Suecia (Cecilia Björner) y Túnez (Mourad Bourehla) han presentado esta mañana sus credenciales al Santo Padre FRANCISCO en la Sala Clementina del Palacio Vaticano que, en el discurso que les dirigió,  habló sobre todo de  la no violencia como estilo político, tema de su próximo  Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz.
“Venís de regiones del mundo muy distantes y diferentes unas de otras, y este hecho siempre es aquí en Roma, un motivo  de alegría  ya que el horizonte  de la Santa Sede es, por su naturaleza universal, a causa de la vocación y de la misión que Dios encomendó al sucesor de Pedro: una misión esencialmente religiosa que, sin embargo,  también asume en  la historia  la dimensión de las  relaciones con los estados y sus gobernantes. En este contexto histórico –observó–  la Iglesia Católica, que tiene en la Santa Sede, por así decirlo, su centro unificador y  propulsor, está llamada a transmitir y testimoniar  esos valores espirituales y morales que se fundan en la naturaleza misma del ser humano y de la sociedad, y que, como tales, puede ser compartidos por todos los que persiguen la promoción del bien común”.
“Entre estos valores ocupa un lugar destacado el de la paz, como  demuestra en nuestra época el hecho de que durante cincuenta años los sumos pontífices hayan  dedicado a la paz el día 1 de enero dirigiendo a las autoridades civiles y religiosas de todo el mundo y a los hombres y mujeres de buena voluntad un mensaje particular. Para la próxima Jornada Mundial de la Paz  se ha publicado precisamente  hace tres días el Mensaje, cuyo tema es: "La no violencia: un estilo de política para la  paz." La feliz ocasión de nuestro encuentro me permite compartir con ustedes algunas breves reflexiones sobre esta cuestión”.
“La no violencia es un ejemplo típico de valor universal, que encuentra en el Evangelio de Cristo su cumplimiento pero también pertenece a otras tradiciones espirituales nobles y antiguas. En un mundo como este, por desgracia marcado por las guerras y los numerosos conflictos, así como por una  violencia difusa que se manifiesta en  formas  diversas en la convivencia ordinaria, la elección de la no violencia como  estilo de vida se convierte cada vez más en una exigencia de responsabilidad  en todos los niveles,  desde la educación familiar y el compromiso social y civil, a la actividad política y las relaciones internacionales. Se trata, en todas las circunstancias, de rechazar la violencia como método de resolución de conflictos, y de enfrentarlos, en cambio,  siempre a través del diálogo y la negociación.
En particular, los que tienen cargos institucionales en el ámbito nacional o internacional, están llamados a asumir en su  propia conciencia y en el ejercicio de sus funciones  un estilo no violento, que no es sinónimo de debilidad o pasividad, sino que, por el contrario, presupone la fortaleza, el valor y la capacidad de enfrentarse a los problemas y conflictos con honestidad intelectual, buscando realmente el bien común antes y más que cualquier interés partidario,  tanto ideológico como  económico o  político. En el último siglo, devastado por  guerras y  genocidios de proporciones sin precedentes, también  podemos recordar ejemplos luminosos de cómo la no violencia, abrazada con convicción y  practicada constantemente, pueda lograr resultados significativos en el nivel social y político. Algunas poblaciones, e incluso naciones enteras, a través de los esfuerzos de los líderes no violentos, han conquistado metas de libertad y justicia de manera pacífica. Este es el camino a seguir en el presente y en el futuro. Este es el camino de la paz, no el que se proclama con  palabras pero se niega de hecho  con la búsqueda de estrategias de dominio, sostenido  por  gastos escandaloso en armamentos, mientras  muchas personas se ven privadas de lo  necesario para vivir.
“Estimados Embajadores –terminó FRANCISCO–  mi deseo y el de  la Santa Sede es proseguir junto con los gobiernos de vuestros países este proceso de promoción de la paz, como también de aquellos otros valores que contribuyen a la formación integral del ser humano y de la sociedad. Con esta perspectiva expreso mis mejores deseos para la misión que comienzan hoy, asegurando para ello la colaboración de la curia romana e invocando sobre ustedes, sus familias y sus respectivos países una abundancia de  bendiciones divinas”.