CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 19 de diciembre de 2016).-  El Santo Padre FRANCISCO  ha recibido esta mañana en la Sala del Consistorio del Palacio Vaticano a 
los jóvenes de Acción Católica  que querían desearle feliz Navidad  a 
los que saludó con mucho afecto manifestando su alegría por encontrarles
 en este tiempo gozoso “En Navidad –dijo– resuena el anuncio del ángel a
 los pastores: "No temáis: he aquí que yo os anuncio una gran alegría, 
que será para todo el pueblo: Hoy en  la ciudad de David, ha nacido un 
Salvador, que es Cristo el Señor". El nacimiento de Jesús es anunciado 
como una "gran alegría", originada por  el descubrimiento de que Dios 
nos ama y, a través del nacimiento de Jesús, de que se ha acercado a 
nosotros para salvarnos. Somos amados por Dios. ¡Qué maravilla! Cuando 
estamos algo"tristes, cuando parece que todo va mal, cuando un amigo o 
un amigo nos decepciona – o más bien, nos decepcionamos nosotros mismos!
 – tenemos que pensar: "Dios me ama"; "Dios no me abandona." Sí… nuestro
 Padre es siempre fiel y no deja  un momento de amarnos, de seguir 
nuestros pasos y también de correr detrás de nosotros cuando nos 
alejamos. Por esto en el corazón del cristiano siempre hay alegría”.
“¡Y esta alegría se multiplica compartiéndola! –exclamó– La alegría 
recibida como un regalo requiere que se  testimonie en todas nuestras 
relaciones.. en todas partes. En esto, vosotros de la Acción Católica 
estáis ayudados por vuestro camino formativo, cuyo lema  este año es  
“Circúndate de alegría"  (en italiano CIRCOndati di GIOIA). Es 
sugestiva esta metáfora del circo, que es una experiencia de 
fraternidad, de alegría y de vida "nómada". La imagen del circo puede 
hacer que sintáis   la comunidad cristiana y el grupo del que formáis 
parte  como  realidades misioneras, que se mueven de ciudad en ciudad, 
de  calle en calle “circundando” de alegría a cuántos encontráis cada 
día. Anunciando  a todos el amor y la ternura de Jesús, os convertís  en
 apóstoles de la alegría del Evangelio. ¡Y la alegría es contagiosa!.
FRANCISCO puso también unos “deberes” a los jóvenes de Acción 
Católica: compartir la alegría con los abuelos.  “Hablad a menudo con 
vuestros abuelos –dijo– ellos también tienen esta alegría contagiosa. 
Preguntadles  tantas cosas, escuchadlos, tienen la memoria de la 
historia, la experiencia de la vida, y para vosotros será un gran regalo
 que os ayudará en vuestros camino. Ellos también necesitan escucharos  
para entender vuestras aspiraciones, vuestras esperanzas… Los ancianos 
tienen la sabiduría de la vida”.
“Contagioso es también vuestro compromiso con la paz –destacó– Además,
 este año habéis  vinculado  la palabra "paz" a la palabra "solidaridad"
 con una iniciativa en favor de vuestros coetáneos  en un barrio 
desfavorecido de Nápoles. Es un buen gesto, que muestra el estilo con 
que deseáis anunciar el rostro de Dios que es amor. ¡Que el Señor 
bendiga este proyecto de bien!”.
El Papa terminó saludando y deseando feliz Navidad a los acompañantes
 de los jóvenes de Acción Católica: educadores, ayudantes  y 
responsables nacionales, así como a sus familias y a la entera 
asociación difundida en todas las diócesis italianas y pidiéndoles que 
rezasen por él. Pero antes de despedirse quiso recordar a un “abuelo” 
que el Señor había llamado hace poco: el Obispo Mansueto Bianchi, 
asistente eclesiástico general de la Acción Católica Italiana. “Yo le 
quería mucho –dijo el Papa– Que él, desde el cielo, nos enseñe a 
hablar con los abuelos y a escucharlos. Tenía un nombre bonito: Mansueto
 (manso, en español), un hombre tranquilo, un hombre bueno, un abuelo 
bueno… ¡Que él nos enseñe! Y os invito a rezar un Ave María por él!.
Al final, FRANCISCO dirigiéndose a los jóvenes de ACI les dijo: “¿Os 
acordáis de los deberes? . Y a la respuesta: “Hablar con los abuelos y 
escucharlos”, replicó… “Y ya veremos el año que viene”.
 
