Estambul, TURQUÍA (Agencia Fides, 23/12/2016) - El Patriarca Ecuménico de Constantinopla,
Bartolomé I, Primus inter pares entre los primados de las Iglesias
ortodoxas, ha decidido proclamar el 2017 como el Año de la santidad de
la infancia. Lo ha referido el mismo patriarca, en el mensaje que acaba
de publicar con motivo de la Navidad 2016.
La preocupación particular hacia los niños expresada por el Patriarca
Ecuménico en su mensaje de Navidad toma pie en la contemplación del
misterio del nacimiento de Jesús: “La fiesta del Verbo de Dios, que se
ha convertido en un niño recién nacido, que las autoridades de todo el
mundo querían eliminar, según el Evangelista Mateo” se lee en el mensaje
patriarcal, enviado a la Agencia Fides, “es para nosotros un
recordatorio y una invitación a cuidar de los niños, a proteger a estas
víctimas vulnerables y a respetar la santidad de la infancia”.
Los niños y niñas de hoy - enfatiza el Patriarca - no son sólo víctimas
de las guerras y la migración forzada. Sino que “se ven amenazados
incluso en los países económicamente desarrollados y políticamente
estables del mundo”, tanto por la crisis del matrimonio como de la
familia, y por las muchas formas de violencia física o espiritual. “El
alma de un niño”, escribe Bartolomé “es manipulada a través del uso
intensivo de los medios electrónicos, especialmente de la televisión y
de Internet”. La economía del consumo “los convierte desde una edad
temprana en consumidores, mientras que la búsqueda del placer hace que
se desvanezca rápidamente su inocencia”.
En su carta de Navidad, el Patriarca Ecuménico repite las frases del
Evangelio en las que se condensa el amor y la predilección de Jesús por
los niños: “Nuestra Santa Iglesia”, escribe Bartolomé, “propone las
palabras de nuestro Señor: 'Si no os convertir y os hacéis como niños,
no entraréis en el reino de los cielos', y 'quién no acoge el reino de
Dios como un niño no entrará en él'”.
Todo el misterio de la Navidad, según el Patriarca, se resume en las
palabras del Kontakion (himno): “un nuevo bebé ha nacido por nosotros,
Dios antes de todos los tiempos”. “Dios se revela al mundo con “corazón
puro y la sencillez de un niño”. Los niños entienden verdades que se les
escapan a la gente sabia. En su mensaje, el Patriarca también menciona
al poeta griego Odysseus Elytis: “¡solo se puede construir Jerusalén con
los niños!”.