Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 03/03/2017) - El pasado mes de octubre, el ejército birmano
puso en marcha una operación militar en el estado de Rajine, al norte de
Myanmar, tras un ataque contra un puesto de control fronterizo en la
región que causó la muerte de nueve agentes. Desde entonces, más de 100
mil rohingyas han huido a Bangladesh, Malasia y Tailandia. Los
rohingyas, de fe musulmana, viven en el norte de Birmania, son más de 1
millón, y a pesar de que se trata de un grupo originario de Rajine se
consideran inmigrantes ilegales que llegan desde Bangladesh. La gran
mayoría de los birmanos son budistas y de origen étnico burma.
Este escenario se sitúa el drama de las niñas Rohingya, que se ven
obligadas a huir para evitar ser secuestradas y vendidas como novias.
Recientemente, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los
Derechos Humanos ha acusado al ejército de Birmania por atrocidades
contra la población rohingya, desde violaciones en masa a la ejecución
de recién nacidos. En Malasia, donde la mayoría de la población es
musulmana, se permite el matrimonio infantil. Según la legislación del
país, los jóvenes menores de 16 años pueden contraer matrimonio legal
siempre y en presencia de la autorización de un tribunal islámico. Sin
embargo, en el caso de los matrimonios entre rohingya no existe ningún
tipo de tribunal porque se celebran en forma extrajudicial con imanes
rohingya sin autorización y, aun cuando se emite un certificado, se
trata de un documento que la legislación de Malasia no reconoce.