Manila, FILIPINAS (Agencia Fides, 06/03/2017) – Se ha abierto una brecha entre la
administración del presidente Rodrigo Duterte y la Iglesia Católica en
Filipinas. Los fieles ven multiplicarse los pronunciamientos de Duterte
contra la Iglesia y contra los sacerdotes, mientras que, por su parte
los Obispos lamentan el “reino del terror” que se ha puesto en marcha,
como afirman en la Carta Pastoral de la Conferencia Episcopal, titulada
“El Señor no goza de la muerte del malvado”, que se leyó en todas las
iglesias de la nación en el mes de febrero.
“Creo que la Iglesia y Duterte se enfrentan entre sí con el mismo
objetivo, la justicia y la paz social, pero el Gobierno tiene la
intención de lograrlo de una manera inaceptable para la Iglesia”, señala
a la Agencia Fides James Anthony Pérez, presidente de la Asociación
Católica “Filipinos for Life”.
Entre las cuestiones cruciales que dividen al gobierno y a la Iglesia
está la campaña contra las drogas, con la larga estela de ejecuciones
extrajudiciales; la restauración de la pena de muerte; la reducción de
la edad para la responsabilidad penal a los 9 años. “Duterte encarna el
deseo de la gente común que quiere justicia y seguridad. La Iglesia no
está en contra de estos objetivos, pero recuerda al pueblo que la
prosperidad y la justicia se logran a través del reconocimiento de la
sacralidad de la vida humana en primer lugar, no a través de su
negación” explica Perez.
Duterte se está consolidando como un hábil comunicador, con mensajes
cortos y eficaces. El gobierno ha criticado la carta de los obispos del
pasado mes de febrero calificándola como algo “fuera del mundo” y los
observadores definen las relaciones entre la Iglesia y el gobierno
“frías” e incluso “hostiles”.
El p. Jerome Secillano, portavoz de la Conferencia episcopal de las
Filipinas, señala a la Agencia Fides: “La Iglesia no puede ponerse de
acuerdo con la dirección tomada por el Gobierno para hacer frente a
algunos de los problemas más críticos de nuestro país”. Según Secillano,
“la administración de Duterte cree que la Iglesia está en contra del
presidente, pero se olvida de que la Conferencia Episcopal ha levantado
su voz contra los abusos cometidos durante el gobierno de Aquino y de
otros presidentes en el pasado”.
Además Secillano reitera: “La Iglesia en Filipinas no tiene nada de
personal contra Duterte. Simplemente es crítica sobre las cuestiones
relativas a los derechos humanos, a la justicia, al respeto de la vida,
al estado de derecho, ya que los considera puntos de extrema
importancia. La iglesia se preocupa por los problemas que afectan al
bienestar de las personas y al bien común de la nación”.
Duterte no ha escatimado ataques personales contra la jerarquía católica
describiendo a los sacerdotes como defensores de abusos sexuales o
corruptos, pero “estamos seguros de que la gente todavía alberga una
gran confianza en la Iglesia Católica”, ha dicho para concluir el
portavoz.