CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 10 de marzo de 2017).- Palabras de agradecimiento que el Papa FRANCISCO ha dirigido
esta mañana al Predicador de los Ejercicios Espirituales, el Padre
Giulio Michelini, O.F.M., al final de los Ejercicios Espirituales en
Ariccia:
"Quiero darte las gracias por el bien que nos ha querido hacer y por el bien que nos has hecho.
En primer lugar, por presentarte como eres, natural sin "cara de
estampita”. Natural. Sin artificios. Con todo el bagaje de tu vida: los
estudios, las publicaciones, los amigos, los padres, los frailes jóvenes
que tu debes custodiar ... Todo, todo. Gracias por ser "normal".
Luego, en segundo lugar, quiero darte las gracias por el trabajo que
has hecho, por como te has preparado. Esto significa responsabilidad,
tomarse las cosas en serio. Y gracias por todo lo que nos has dado. Es
cierto: hay una montaña de cosas para meditar, pero san Ignacio dice
que cuando uno encuentra en los Ejercicios algo que da consuelo o
desconsuelo, debe detenerse allí y no seguir adelante. Seguramente cada
uno de nosotros ha encontrado una o dos, entre todo esto. Y el resto no
se desperdicia, permanece, servirá para otra vez. Y quizás las cosas más
importantes, las más fuertes, a algunos no le dicen nada, y tal vez
una palabrita, una cosa [pequeña] les dice más ... Como esa anécdota
del gran predicador español, al que, después de un gran sermón bien
preparado, se acercó un hombre - gran pecador público - llorando,
pidiendo la confesión; se confesó, una catarata de pecados y lágrimas,
pecados y lágrimas. El confesor, sorprendido - porque conocía la vida
de este hombre - le preguntó: "Pero, dígame ¿en qué momento ha sentido
que Dios le tocaba el corazón? ¿Con qué palabra? ... "-" Cuando usted
dijo: Pasemos a otro tema ". [Se ríe, se rien] A veces, las palabras más
simples son las que nos ayudan, o las más complicadas: a cada uno, el
Señor le da la palabra [justa].
Te doy las gracias por esto y te deseo que sigas trabajando para la
Iglesia, en la Iglesia, en la exégesis, en tantas cosas que la Iglesia
te confía. Pero, sobre todo, te deseo que seas un buen fraile".