Juba, SUDÁN DEL SUR (Agencia Fides, 11/03/2017) - “Si esta oración es correcta, deberían suceder
muchas cosas en el país: paz, justicia, amor, diálogo sincero y unidad,
todo esto debería surgir después de la oración” ha dicho Su Exc. Mons.
Paulino Lokudu Loro, Arzobispo de Juba, durante la oración nacional por
la paz en Sudán del Sur, convocada por el Presidente Salva Kiir, que se
celebró ayer, 10 de marzo, en varias zonas del País. “El buen gobierno,
la seguridad, el bienestar económico, podemos esperar todo esto después
de la oración si es correcta”, ha añadido Mons. Lokudu Loro. Luego,
dirigiéndose hacia el jefe de Estado, el Arzobispo de Juba ha dicho,
“Señor Presidente vaya a su cuarto a orar por la paz”, advirtiéndole de
que si traiciona esta oración, el país seguirá sufriendo la tortura, la
corrupción, las detenciones arbitrarias y el tribalismo. Como gesto de
reconciliación, el presidente Kiir ha decretado la liberación del ex
gobernador del Estado de Wau,
Elias Waya y de su Vice, Andrea Dominic, acusados de traición.
A la oración nacional que se ha celebrado en Juba han asistido miles de
personas y varios líderes religiosos cristianos y musulmanes. Otras
manifestaciones similares han tenido lugar en diferentes localidades del
país.
Un exponente de la Iglesia había expresado serias preocupaciones sobre
la iniciativa del Presidente pero los obispos
católicos han aprovechado la ocasión para llamar a su responsabilidad a
los líderes políticos, y en particular al Jefe de Estado. Mons. Erkolano
Lodu Tombe, Obispo de Yei, ha pedido a los líderes del país que
abandonen la ambición de poder y de riqueza para ponerse al servicio de
los ciudadanos. Mons. Eduardo Hiiboro Barani Kussala de Tombura/Yambio
ha instado al presidente Kiir a comportarse como un padre de la nación
que se preocupa de sus habitantes, permitiendo a todos participar en el
diálogo nacional.
La guerra civil que ve enfrentados al Presidente Kiir y al ex Vice
Presidente Riek Machar ha puesto a Sudán del Sur de rodillas, uno de los
países de los que la ONU ha declarado el estado de emergencia más grave
desde 1945. La guerra y la sequía han destruido cultivos, amenazando
las vidas de millones de personas. Condiciones similares se encuentran
en los otros países incluidos en la lista de la ONU, Yemen, Somalia y
Nigeria del Noreste. En estos cuatro países más de 20 millones de
personas podrían morir de hambre si no se interviene a tiempo.