Brasilia, BRASIL (Agencia Fides, 04/07/2017) - No es la primera vez que los obispos de
Brasil advierten de las reformas económicas del gobierno pero, el
presidente de la Conferencia Nacional de Obispos de Brasil, el cardenal
Sergio da Rocha, ha sido especialmente directo: "¡Los intereses de
mercado no son motivo para sacrificar al pueblo!", ha dicho.
En una breve entrevista a la prensa local publicada el 2 de julio, el
presidente de la CNBB y cardenal-arzobispo de Brasilia, ha explicado que
la CNBB está hablando sobre la crisis brasileña: "¡La crisis política
no debe continuar!" La CNBB no se pronuncia sobre la situación del
presidente Michel Temer, siguiendo su tradición de no comentar nada
sobre los gobiernos o los partidos de forma directa, pero estamos
siguiendo de cerca el desarrollo de la crisis y las alternativas".
"La crisis política se ha agravado con las denuncias contra el
presidente,- ha asegurado el cardenal-, y no se puede aceptar que el
grupo en el gobierno continúe ignorando todo, haciendo como si nada
pasara, para justificar la votación de proyectos o poner como excusa que
el país tiene que seguir adelante. Tenemos que recordar que la
corrupción mata porque la falta de recursos niega a la población la
salud, la educación, la alimentación y el trabajo".
Las declaraciones del cardenal da Rocha llegan justo cuando el senado
dicute y vota esta semana la ley sobre la reforma del trabajo y la
opinión pública continúa haciendo presión por el caso de corrupción que
ha implicado al presidente Michel Temer. El actual presidente de Brasil,
que promovió el impeachment contra Dilma Rousseff, podría sufrirlo
ahora en sus propias carnes.
Brasil, que sufre una fuerte recesión económica, ha debido afrontar dos
escándalos internacionales: Petrobras e Odebrecht, que supusieron la
destitución de Dilma Roussef. Ahora, de nuevo la corrupción golpea la
gobernabilidad del país. Según la prensa internacional, esta crisis
unida a la corrupción no parece que tenga una fácil solución sin graves
consecuencias, puesto que si Temer deja la presidencia, podría estar
dispuesto a hablar de lo que ha sucedido en Brasil en las últimas
décadas.