Dacca, BANGLADESH (Agencia Fides, 03/07/2017) – “Las mujeres y las familias en Asia testimonian
el Evangelio pese a los muchos desafíos y dificultades”. Así lo asegura a
Fides el cardenal Patrick D'Rozario, CSC, arzobispo de Dacca y
presidente de la Oficina para los laicos y la familia en la Federación
de Conferencias Episcopales de Asia (FABC). “En países como Bangladesh,
Camboya, India, Malasia, Corea del Sur y Singapur, hay familias y
mujeres que, en su vida cotidiana, sufren amenazas y abusos pero que
ofrecen un heroico testimonio evangélico. Y hay jóvenes que están
buscando el sentido de la vida y cuentan con alegría que lo han
encontrado en Cristo”, asegura el cardenal. “Las pequeñas comunidades
cristianas de laicos hacen mucho bien y constituyen una valiosa ayuda a
nivel pastoral. Confiamos en ver la inspiración y la acción del Espíritu
Santo, que haga que florezcan las comunidades cristianas en Asia”,
explica. Como recogió Fides, en el reciente encuentro de los delegados
de la FABC comprometidos a trabajar en el tema de la familia, se ha
tomado como referencia la exhoratación del Papa Francisco “Amoris
Laetitia”.
“La Oficina para los laicos y la familia de la FABC quiere promover una
amplia colaboración entre expertos de varios países asiáticos para ser
más eficaces. El primer encuentro de trabajo, que tuvo lugar en Vietnam,
ha tratado de explorar las nuevas oportunidades para los fieles y de
reflexionar sobre la preparación de la próxima asamblea general. Ha
habido una mirada especial hacia el próximo Sínodo de los Jóvenes que
tendrá lugar en el Vaticano, en otoño de 2018, y que será una ocasión
para trazar un puente entre los jóvenes asiáticos y la Iglesia
institucional de forma que podamos escuchar y aprender”, explica.
El cardenal D’Rozario recuerda además la importancia de la Jornada
Asiática de la Juventud que se celebrará la primera semana de agosto de
2017 en Yakarta, Indonesia. “El objetivo es acompañar a los jóvenes
asiáticos en la reflexión y compartir sus experiencias de fe vivida en
iglesias locales culturalmente diferentes, en el contexto de un
continente multicultural y, naturalmente, promover el compromiso de los
jóvenes en la obra de evangelización de la Iglesia de forma que puedan
compartir los valores del Reino de Dios y ser testigos alegres del
Evangelio, trabajando por la justicia social y la paz en sus respectivos
países”.
“Lo que queremos compartir, -concluye-, es la convinción de que vivir el
Evangelio en el contexto de Asia significa tener el corazón abierto a
todos para comunicar un mensaje de fe, esperanza y amor a cada joven
asiático. Con la ayuda del Espíritu Santo, y según la voluntad de Dios,
estamos llamados a construir un mundo fraterno que sea la casa para cada
criatura”, apostilla.