Baja California, MÉXICO (Agencia Fides, 03/07/2017) – No se imaginaba, cuando fue nombrado
arzobispo de Tijuana, -en el Norte de México-, que hubiera tenido que
afrontar el problema de la inmigración tan de cerca pero, ahora, asegura
que este asunto “se ha convertido en su prioridad”.
Monseñor Francisco Moreno Barrón, arzobispo de Tijuana desde el 16 de
junio de 2016, en una larga entrevista para el diario español ABC y
recogida por Fides explica: “Nosotros, gobierno y pueblo mexicano, hemos
de pensar en alternativas reales para acogerlos y brindarles
oportunidades. Debemos crear nuevas fuentes de trabajo, pero también que
México mire más allá de EE.UU. y darnos cuenta de que podemos hacer
tratados con otros países. México es un país con riquezas naturales,
gente trabajadora y cuyo trabajo es muy apreciado. Tenemos que
potenciarlo, darlo a conocer y no depender de lo que diga Trump”.
En la entrevista, publicada al cumplirse un año de su nombramiento, el
arzobispo subraya el cambio de tarea que ha afrontado con su nuevo
destino: “Venir a Tijuana fue un cambio notable porque es una
arquidiócesis con muchos habitantes, tiene alrededor de tres millones de
habitantes, lo que es la arquidiócesis entre Tijuana, Tecate, y
Rosarito, los tres municipios la conforman. Pero sobre todo, muy
especial porque se trata de la frontera más grande del mundo.
Efectivamente, a diario la transitan 170.000 personas. Cruzan 50.000
vehículos y 10.000 camiones de carga. Es impresionante cómo he ido
encontrando gentes de todas las ciudades y pueblos de México y también
hay cada vez más gente de otros países”.
Sobre el “muro de Trump”, el prelado declara: “Yo creo que hoy lo que
menos necesitamos son más muros. Ya algunos han caído a través de la
historia y es absurdo que en estos tiempos sean un signo de progreso. Lo
que urge es construir puentes de relación, puentes de comunicación,
puentes de fraternidad y de paz entre las personas y los pueblos. EE.UU.
vive una situación delicada, difícil porque está tomando decisiones que
lo confrontan fuertemente con muchos pueblos, incluido el pueblo
mexicano, sobre todo por el tema migratorio”.
Por último, el arzobispo también habla del trabajo de la Iglesia en esa
zona: “Yo quiero reconocer la gran labor que ha realizado la Iglesia
aquí en esta tierra, sobre todo en el campo de la evangelización, pero
también en la atención pastoral de los emigrantes. Hay varias
congregaciones religiosas que se han distinguido aquí por su amor y
cercanía con ellos, los padres Scalabrinianos, los padres ancianos, las
hermanas Franciscanas de la Paz, las Misioneras de la Caridad. Por
mencionar sólo algunas. A mí me impresiona cómo en Tijuana la gente
tiene un corazón generoso. Y aún la gente sencilla, desde su pobreza,
sabe compartir lo que tienen”.