Kathmandú, NEPAL (Agencia Fides, 26/11/2015) –Todos los años las poblaciones hindúes
celebran el Tihar Festival, la fiesta de las luces que dura cinco días, y
que se caracteriza por los colores, las oraciones y la serenidad. Este
festival no sólo está dedicado a los seres humanos y a los dioses, sino
también a los animales: un buen augurio para todas las formas de vida.
La celebración del Tihar, la semana pasada, fue un momento de esperanza
en Nepal, después del largo bloqueo de suministros en las fronteras que
había llenado las calles de largas filas de automóviles y motocicletas
en cola en las gasolineras para conseguir algunas gotas de combustible.
Millones de luces y lámparas de aceite han iluminado las aldeas y
ciudades de Nepal, aligerando los corazones de millones de personas,
muchas de las cuales todavía luchan después del devastador terremoto del
25 de abril. Mientras que las escuelas estaban cerradas, los niños han
ayudado a las madres a preparar guirnaldas de flores y polvos
perfumados. Cada año, en esta ocasión, cuervos, perros, bueyes y vacas
se encuentran con ricos platos de dulces y golosinas, colocados en los
techos o cerca de las casas, en agradecimiento por el vínculo entre el
hombre y los animales. El viernes, el día más importante dedicado a la
relación entre hermanos y hermanas, habla del valor profundo y visceral
de la unión fraterna.