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Munyonyo, UGANDA, 28 noviembre 2015
(VIS).- Finalizado su encuentro con la clase dirigente de Uganda, el
Papa FRANCISCO recorrió en automóvil los 38 km., que separan Entebbe de Munyonyo,
el lugar donde el rey Mwanga (1884-1903) tomó la decisión de exterminar a
los cristianos y donde fueron asesinados los primeros cuatro mártires
de Uganda en mayo de 1886, entre los cuales San Andrés Kaggwa, patrono
de los catequistas ugandeses entre el 15 noviembre 1885 y el 27 de enero de
1887.Todos los años los catequistas se reúnen en la zona del Santuario
de Munyonyo, confiado a los Franciscanos Conventuales, donde se está
construyendo una nueva iglesia que tendrá capacidad para mil personas.
Entre los catequistas que participaron en el encuentro con el Santo
Padre había también una representación de los maestros del Uganda
National Council of Laity, dado que los laicos hahn jugado y juegan un
papel muy importante en la evangelización del país.
A
su llegada, FRANCISCO fue recibido por el Superior de los Franciscanos y
por el arzobispo de Kampala Cyprian Kizito Lwanga, que lo acompañaron
al atrio de la iglesia donde plantó un árbol, regándolo con agua, junto
al Arzobispo y los líderes de las Confesiones Ortodoxa y Protestante
para subrayar la dimensión ecuménica de los mártires ugandeses, porque a
los veintidós servidores, pajes y funcionarios del rey Mwanga II,
convertidos al catolicismo por los misioneros de África, hay que unir
las decenas de anglicanos asesinados bajo el reinado de Mwanga.
Después
de bendecir la nueva estatua de San Andrés Kaggywa, colocada en el
lugar de su martirio, el Papa dirigió un discurso a los catequista
agradecíendoles en primer lugar, sus sacrificios para llevar adelante su
misión. ''Ustedes enseñan -dijo- lo que Jesús enseñó. Instruyen a los
adultos y ayudan a los padres para que eduquen a sus hijos en la fe, y
lleváis a todos la alegría y la esperanza de la vida eterna. Gracias por
su dedicación, por el ejemplo que ofrecen, por la cercanía al pueblo de
Dios en su vida cotidiana y por los tantos modos en que plantan y
cultivan la semilla de la fe en toda esta vasta tierra. Gracias
especialmente por el hecho de enseñar a rezar a los niños y a los
jóvenes''.
''Sé
que su trabajo, aunque gratificante, no es fácil. Por eso les animo a
perseverar, y pido a sus Obispos y a sus sacerdotes que les den una
formación doctrinal, espiritual y pastoral que les ayude cada vez más en
su acción. Aun cuando la tarea parece difícil, los recursos resultan
insuficientes y los obstáculos demasiado grandes, les hará bien recordar
que el suyo es un trabajo santo. El Espíritu Santo está presente allí
donde se proclama el nombre de Cristo. Él está en medio de nosotros cada
vez que en la oración elevamos el corazón y la mente a Dios. Él les
dará la luz y la fuerza que necesitan. El mensaje que llevan hundirá más
sus raíces en el corazón de las personas en la medida en que ustedes
sean no solo maestros, sino también testigos. Que su ejemplo haga ver a
todos la belleza de la oración, el poder de la misericordia y del
perdón, la alegría de compartir la Eucaristía con todos los hermanos y
hermanas''.
''La
comunidad cristiana en Uganda ha crecido mucho gracias al testimonio de
los mártires -recordó. Ellos han dado testimonio de la verdad que hace
libres; estuvieron dispuestos a derramar su sangre para permanecer
fieles a lo que sabían que era bueno, bello y verdadero. Estamos hoy
aquí en Munyonyo, donde el Rey Mwanga decidió eliminar a los seguidores
de Cristo. No tuvo éxito en su intento, como tampoco el Rey Herodes
consiguió matar a Jesús. La luz brilló en las tinieblas y las tinieblas
no prevalecieron. Después de haber visto el valiente testimonio de san
Andrés Kaggwa y de sus compañeros, los cristianos en Uganda creyeron
todavía más en las promesas de Cristo''.
''Que
san Andrés, su Patrón, y todos los catequistas ugandeses mártires -
finalizó el Pontífice - obtengan para ustedes la gracia de ser maestros
con sabiduría, hombres y mujeres cuyas palabras estén colmadas de
gracia, de un testimonio convincente del esplendor de la verdad de Dios y
de la alegría del Evangelio. Vayan sin miedo a cada ciudad y pueblo de
este país para difundir la buena semilla de la Palabra de Dios, y tengan
confianza en su promesa de que volverán contentos, con gavillas de
abundante cosecha''.
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Acabado
el encuentro el Papa regresó a la Nunciatura de Kampala, donde recibió
la visita del Presidente de Sudán del Sur Salva Kiir. El Director de la
Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi subrayó ayer
que dicha visita representa un "gesto especial que atestigua la atención
con la que el Santo Padre sigue la atormentada situación de ese país, el
más joven de África, -independiente desde julio de 2011- y que cuenta
entre sus fundadores con un Obispo católico, Mons. Cesare Mazzolari,
fallecido poco después del nacimiento de Sudán del Sur que en sus cinco
años de vida no ha conocido la paz, no obstante los ideales que
inspiraron su nacimiento fueran los de la pacificación entre las etnias y
con Sudán''.