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Nairobi, KENIA, 26 de noviembre de 2015 (VIS).- La clara relación entre la protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y equitativo, las aspiraciones de los jóvenes y la justa distribución de los recursos naturales y humanos, fueron los temas centrales del primer discurso pronunciado ayer por el Papa FRANCISCO en tierra africana.
El
Santo Padre habló en presencia del Presidente Uhuru Kenyatta ante las
autoridades de Kenia y los representantes del mundo político, económico y
cultural en los jardines de la State House, la residencia presidencial.
''Kenia
es una nación joven y vibrante, una sociedad de gran diversidad, que
desempeña un papel significativo en la región -dijo- En muchos aspectos,
su experiencia de dar forma a una democracia es compartida por muchas
otras naciones africanas. Al igual que Kenia, ellas también están
trabajando para construir, sobre las bases sólidas del respeto mutuo, el
diálogo y la cooperación, una sociedad multiétnica que sea
verdaderamente armoniosa, justa e inclusiva''.
También
recordó que Kenia es ''una nación de jóvenes'', y su riqueza más
valiosa, por eso ''protegerlos, invertir en ellos y tenderles una mano
es la mejor manera que tenemos para garantizarles un futuro digno de la
sabiduría y de los valores espirituales apreciados por sus mayores,
valores que son el corazón y el alma de un pueblo''.
''Kenia
-prosiguió- ha sido bendecida no sólo con inmensa belleza, en sus
montañas, en sus ríos y lagos, en sus bosques, sabanas y semidesiertos,
sino también con la abundancia de recursos naturales. Los keniatas
tienen gran aprecio por estos dones recibidos de Dios, y son conocidos
por su cultura de la conservación, lo cual les honra. La grave crisis
ambiental que afronta nuestro mundo exige cada vez más una mayor
sensibilidad por la relación entre los seres humanos y la naturaleza.
Tenemos la responsabilidad de transmitir a las generaciones futuras la
belleza de la naturaleza en su integridad, y la obligación de
administrar adecuadamente los dones que hemos recibido. Estos valores
están profundamente arraigados en el alma africana. En un mundo que, en
vez de proteger, sigue explotando nuestra casa común, estos valores
deben inspirar los esfuerzos de los líderes nacionales para promover
modelos responsables de desarrollo económico''.
''En
efecto -subrayó el Pontífice- existe una clara relación entre la
protección de la naturaleza y la construcción de un orden social justo y
equitativo. No puede haber una renovación de nuestra relación con la
naturaleza, sin una renovación de la humanidad misma. En la medida en
que nuestras sociedades experimentan divisiones, ya sea étnicas,
religiosas o económicas, todos los hombres y mujeres de buena voluntad
están llamados a trabajar por la reconciliación y la paz, el perdón y la
sanación. La tarea de construir un orden democrático sólido, de
fortalecer la cohesión y la integración, la tolerancia y el respeto por
los demás, está orientada primordialmente a la búsqueda del bien común.
La experiencia demuestra que la violencia, los conflictos y el
terrorismo que se alimenta del miedo, la desconfianza y la desesperación
nacen de la pobreza y la frustración. En última instancia, la lucha
contra estos enemigos de la paz y la prosperidad debe ser llevada a cabo
por hombres y mujeres que creen en ella sin temor, y dan testimonio
creíble de los grandes valores espirituales y políticos que inspiraron
el nacimiento de la nación''.
Después
dirigiéndose concretamente a los responsables de la vida política,
cultural y económica del país, subrayó que la promoción y preservación
de estos grandes valores estaba confiada especialmente a ellos. ''Es una
gran responsabilidad, una verdadera vocación al servicio de todo el
pueblo de Kenia -reiteró- El Evangelio nos dice que aquellos a quienes
mucho se les ha dado, mucho se le exigirá . Con este espíritu, les animo
a trabajar con integridad y transparencia por el bien común, y fomentar
un espíritu de solidaridad en todos los ámbitos de la sociedad. Yo les
exhorto, en particular, a preocuparse verdaderamente por las necesidades
de los pobres, las aspiraciones de los jóvenes y una justa distribución
de los recursos naturales y humanos con que el Creador ha bendecido a
su país. Les aseguro el compromiso constante de la comunidad católica, a
través de sus obras educativas y caritativas, por ofrecer su
contribución específica en estas áreas".
''Me
han dicho que aquí en Kenia es una tradición que los escolares jóvenes
planten árboles para la posteridad -dijo al final de su discurso- Que
este signo elocuente de esperanza en el futuro y la confianza en que
Dios acompaña su crecimiento, los sostenga en sus esfuerzos por cultivar
una sociedad solidaria, justa y pacífica, en este país y en todo el
gran continente africano. ...Mungu abariki Kenya! ¡Que Dios bendiga
Kenia!.