viernes, 9 de diciembre de 2016

Agradece FRANCISCO a las delegaciones de Malta y el Trentino que han regalado el belén y el árbol de Navidad de la Plaza de San Pedro

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 9 de diciembre de 2016).-  Esta mañana en el Aula  Pablo VI del Vaticano, el Santo Padre FRANCISCO ha recibido en Audiencia a las delegaciones de Malta y de la región italiana del Trentino que han regalado el nacimiento y el árbol de Navidad colocados este año en la Plaza de San Pedro y que, como ha dicho el Papa, serán contemplados por los peregrinos de todo el mundo durante el Adviento y las fiestas navideñas.


FRANCISCO dio las gracias a los Obispos y al  gobierno de Malta, que han regalado e instalado el Nacimiento, a la asociación Bosques del Lagorai, que han proporcionado el gran abeto rojo y otros árboles que se pondrán en diversos lugares del  Vaticano, así como  a los  representantes de la Arquidiócesis y la Provincia de Trento, con las autoridades de los municipios de la  Baja Valsugana. “Un pensamiento especial –dijo va a los niños, que han decorado el árbol, con el apoyo de la "Fundación Lene Thun" que se ocupa de  los talleres de cerámica en varios hospitales. Las bolas  de color que habéis  creado representan los valores de la vida, del amor y de la paz que la Navidad de Cristo nos repropone cada año”.


El belén de la Plaza  San Pedro, obra del artista Manwel Grech de Gozo, reproduce el paisaje maltés, y se complementa con la tradicional cruz de Malta y con  el "luzzu",  embarcación típica del país , “que también recuerda  subrayó el Pontífice la realidad triste y trágica de los migrantes en las barcazas hacia Italia. En la  dolorosa experiencia de estos hermanos y hermanas, volvemos a ver la del niño Jesús, que en la hora de su nacimiento no  encuentra posada  y  viene a la luz en la cueva de Belén; luego fue llevado a Egipto para escapar de la amenaza de Herodes. Todos los que vean el pesebre se sentirán invitados a  redescubrir su valor simbólico, que es un mensaje de fraternidad, de compartición, de acogida y de solidaridad.  También los belenes de las iglesias, de los hogares y de muchos lugares públicos son una invitación a hacer sitio en nuestras vidas y en la sociedad a Dios, escondido en el rostro de tantas personas que viven en medio del malestar, de  la pobreza y de la tribulación”.


El árbol de Navidad, al lado del belén,  proviene de los bosques de Scurelle, a los pies de la cadena montañosa de Lagorai, un lugar  de  gran belleza natural, con flores,  plantas y  arroyos de agua cristalina que bordean los senderos. “La belleza de ese panorama –observó FRANCISCO  es una invitación a contemplar al Creador y a respetar la naturaleza, obra de sus manos. Todos estamos llamados a acercarnos a la creación con estupor contemplativo”.


El belén y el árbol dan así “un mensaje de esperanza y amor, y contribuyen  a crear un ambiente navideño favorable  para vivir con fe el misterio del nacimiento del Redentor, que vino a la tierra con  sencillez y mansedumbre.  Miremos el nacimiento con el estado de ánimo de los niños porque allí se entiende la bondad de Dios y se contempla su misericordia que se hizo carne para enternecer nuestras miradas”, dijo el Papa al final de su breve discurso, pidiendo a todos que rezasen por él y deseándoles que trasncurriesen, junto a sus paisanos, una Navidad serena e intensa.