miércoles, 14 de diciembre de 2016

Audiencia General del Papa FRANCISCO: "Portadores veloces del mensaje de la esperanza"

CIUDAD DEL VATICANO (http://press.vatican.va - 14 de diciembre de 2016).- Con las palabras del profeta Isaías que nos ayuda a abrirnos a la esperanza acogiendo la Buena Noticia de la llegada del Señor, ha abierto el Papa FRANCISCO su segunda catequesis dedicada a esta virtud teologal. La catequesis, durante la Audiencia General de los miércoles, se ha desarrollado en el Aula Pablo VI del Vaticano que tiene cabida para unas 7,000 personas.


“El capítulo 52 de Isaías –ha recordado el Santo Padre comienza con una invitación a Jerusalén, para que se despierte, se sacuda el polvo y las cadenas y se  vista con los ropajes más hermosos porque el Señor llega para liberar a su pueblo . Y añade: "Por eso mi pueblo conocerá mi nombre en aquel día y comprenderá que soy el que decía: Aquí estoy”.


“A este "aquí estoy", pronunciado por Dios, que resume toda su voluntad de salvación y de cercanía a nosotros responde el canto de alegría de Jerusalén,  de acuerdo a la invitación del profeta . Es un momento histórico muy importante –explicó el Papa  Es el fin del exilio en Babilonia, es la posibilidad de que Israel encuentre a Dios y, en la fe, en la fe, se reencuentre a sí mismo. El Señor está cerca, y el "pequeño resto", es decir el pequeño pueblo que  ha quedado después del exilio. y en el exilio ha perdurado en la fe, ha atravesado   la crisis y ha seguido creyendo y esperando incluso en medio de la oscuridad, ese "pequeño resto" verá las maravillas de Dios”.


En este punto, el profeta prorrumpe en un canto de alegría y dice así


"Qué hermosos son sobre los montes

los pies del mensajero que anuncia la paz,

que trae buenas nuevas,

que anuncia salvación,

que dice a Sión:

"Ya reina tu Dios".

[...]

Prorrumpid a una en gritos de júbilo

ruinas de Jerusalén,

-“las ruinas tienen que cantar porque ha llegado la hora de la reconstrucción, glosó el 

Pontífice”

porque el Señor ha consolado a su pueblo,

ha rescatado a Jerusalén.

ha desnudado el Señor su santo brazo

a los ojos  de todas las naciones;

y han visto todos los cabos de  la tierra
l
a salvación de nuestro Dios ".


Las palabras de Isaías “se refieren al milagro de la paz, y lo hacen de una manera muy particular, deteniéndose no en el mensajero, sino en sus pies que corren veloces, "Qué hermosos son sobre los montes los pies del  mensajero". “Parece  el novio del Cantar de los Cantares que corre hacia su amada –dijo el Pontífice  "Allí está saltando los montes, brincando sobre las colinas”.  También corre así el mensajero de paz, llevando la buena noticia de la liberación, de la salvación, y proclamando que Dios reina”.


“Dios no ha abandonado a su pueblo y no se ha dejado derrotar por el mal, porque Él es fiel, y su gracia es mayor que el pecado. Esto tenemos que aprenderlo muy bien –insistió el Santo Padre porque somos testarudos y no lo aprendemos nunca. Os voy a hacer una pregunta: ¿Quién es más grande, Dios o el pecado?” “No estáis convencidos –añadió bromeando con los presentes en el Aula Pablo VI  ¿Quién gana al final, Dios o el pecado? ¿Dios es capaz de vencer el pecado más grande, el más vergonzoso, el más terrible?  Aquí harían falta teológos y teológas para explicarlo… ¿Con que arma vence Dios al pecado? –añadió dirigiéndose de nuevo a los participantes en la audiencia que respondieron a coro : “Con el amor”. “Muy bien –contestó FRANCISCO ¡Cuántos teólogos!. Y  que Dios vence el pecado significa que "Dios reina"; estas son las palabras de la fe en un Señor cuyo poder se inclina hacia la humanidad”.


Dios se inclina, se abaja  para ofrecer misericordia y liberar al hombre de lo que desfigura en él la hermosa imagen de Dios. ¡La desfigura porque cuando estamos en pecado la imagen se desfigura!Y el cumplimiento de tanto amor será precisamente  el  Reino instaurado  por Jesús, ese Reino de perdón y de paz que  celebramos  con la Navidad y que se realiza definitivamente en Pascua. La alegría mas hermosa de Navidad es esta alegría interior de paz: el Señor ha borrado mis pecados,  el Señor me ha perdonado, ha tenido misericordia de mi, ha venido a salvarme.Esta es la alegría de la Navidad”.


“Estas son… las razones de nuestra esperanza –exclamó FRANCISCO  Cuando todo parece haber terminado, cuando ante tantas realidades negativas, la fe se vuelve ardua y estamos tentados de  decir que nada más tiene sentido, aquí llega la buena noticia traída por esos pies veloces: Dios viene a hacer algo nuevo , a instaurar un reino de paz; Dios ha "desnudado su brazo" y viene a traer  libertad y consuelo. El mal no triunfará para siempre, el dolor se acaba. La desesperación se vence porque Dios está entre nosotros”.


También nosotros como Jerusalén, estamos llamados a despertar como dice Isaías: Estamos llamados a ser hombres y mujeres de esperanza, colaborando en la llegada de este reino hecho de luz y destinado a todos, hombres  y mujeres de esperanza. ¡Que pena cuando encontramos a un cristiano que ha perdido la esperanza!: “Yo ya no espero nada, todo se ha acabado para mí”: Así habla un cristiano que no es capaz de mirar hacia horizontes de esperanza y frente a su corazón ve solamente un muro. Pero Dios derriba estos muros con el perdón. Y tenemos que rezar para ello, para que Dios nos dé cada día esperanza y se la dé a todos, esa esperanza que nace cuando vemos a Dios en el pesebre de Belén El mensaje de la Buena Nueva que se  nos ha confiado es urgente, también nosotros, como el mensajero de los montes tenemos que correr , porque el mundo no puede esperar, la humanidad tiene hambre y sed de justicia, de verdad, de  paz”.


“Y al ver el pequeño Niño de Belén, los más pequeños del mundo sabrán que la promesa se ha cumplido, que  el mensaje se ha hecho realidad. En un recién nacido necesitado de todo, envuelto en pañales y acostado en un pesebre, se encierra todo el poder de Dios que salva.La Navidad es un día para abrir el corazón. Hay que abrir el corazón a tanta pequeñez, que está allí en aquel Niño y a tanta maravilla. Es la maravilla de la Navidad, a que nos estamos preparando, con  esperanza, en este tiempo de Adviento. Es la sorpresa de un Dios niño, de un Dios pobre, de un Dios débil, de un Dios que abandona su grandeza para acercarse a cada uno de nosotros”.


Al final de la audiencia, en los saludos a los peregrinos procedentes de diversos países, el Papa dio las gracias a todos los que le habían deseado, con antelación feliz cumpleaños ya que el Santo Padre nació el 17 de diciembre de 1936. “Me gustaría contaros algo que os hará reir –añadió En mi tierra felicitar antes de tiempo trae mala suerte. Y el que felicita anticipadamente es  un “gafe”.


Después  saludó entre otros a los nuevos sacerdotes  italianos de los Legionarios de Cristo y a los seminaristas de Brescia deseando a todos que vivieran su sacerdocio con autenticidad, espíritu de servicio y capacidad de mediación entre la gracia de Dios y la fragilidad de la condición humana. “Capacidad de mediación –subrayó tenéis que ser mediadores, no intermediarios”.


También dio la bienvenida a los fieles de Petrignano de Asís, que han regalado un belén artístico, a los militares que han trabajado en la Operación Carreteras Seguras para el Jubileo y a un grupo de la Cattolica Assicurazioni que celebra su setenta aniversario.


Por último se dirigió a los jóvenes, a los enfermos y a los recién casados recordando que hoy se celebra la memoria litúrgica de San Juan de la Cruz, “pastor entregado y místico doctor de la Iglesia”. “Queridos jóvenes –dijo meditad  sobre la grandeza del amor de Jesús que nace y muere por nosotros. Queridos enfermos, aceptad con mansedumbre vuestra cruz en unión con Cristo por la conversión de los pecadores. Y vosotros, queridos recién casados, dad más espacio a la oración, sobre todo en este tiempo de Adviento para que vuestra vida se convierta en un camino de perfección cristiana”.


Esta fue su catequesis en español:


"Queridos hermanos y hermanas:


Con las palabras de Isaías nos preparamos a celebrar la fiesta de la Navidad. El Profeta nos ayuda a abrirnos a la esperanza y a acoger la Buena noticia de la Salvación con un canto de alegría, porque el Señor ya está cerca.


La presencia de Dios en medio de su pueblo, entre los pequeños, en las realidades adversas o cuando llega la tentación de pensar que ya nada tiene sentido, se convierte en esta presencia portadora de libertad y de paz. Por eso son hermosos los pies de aquel que corre a anunciar esto a sus hermanos, porque ha comprendido la urgencia de este anuncio para un mundo que necesita a Dios.


Del mismo modo, nosotros estamos llamados, ante el misterio del Niño Dios en Belén, a darnos cuenta de esta urgencia y a colaborar a la venida del Reino de Dios, que es luz y que debe llegar a todos. Como el mensajero sobre los montes, también nosotros tenemos que correr para llevar la buena noticia de la cercanía de Dios a una humanidad que no puede esperar, y que tiene sed de justicia, de verdad y de paz.


Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Los invito, en este tiempo de Adviento, a preparar el corazón, para acoger toda la pequeñez, toda la maravilla, toda la sorpresa de un Dios que abandona su grandeza, y se hace pobre y débil para estar cerca de cada uno de nosotros. Muchas gracias".