Port au Prince, HAITÍ (Agencia Fides, 09/12/2016) – Un fuerte llamamiento para que se
renuncie a la violencia en todas sus formas y el deseo de que esta
Navidad sea para todos los haitianos una fuente inagotable de alegría,
paz y amor: estos son los sentimientos expresados por los Obispos de
Haití en su Mensaje al Pueblo de Dios, publicado al final de su 123
Asamblea plenaria ordinaria celebrada en Lilavois, el 2 de diciembre.
“En cuanto a la historia actual de nuestro país, durante mucho tiempo el
pueblo de Haití ha sido engañado por sus líderes” afirman los obispos
en el mensaje enviado a la Agencia Fides. A continuación, recuerdan la
baja participación registrada en las últimas elecciones, expresión de la
falta de interés de la población haitiana que, demasiado a menudo, ha
visto sus sueños convertirse en pesadillas por las personas en las que
había puesto su confianza: “Estos engaños han dado lugar a la
frustración, al derrotismo y a la desconfianza”.
Teniendo en cuenta que el índice de participación registrado en la
última consulta electoral ha sido de alrededor del 21%, los Obispos
llaman a la acción para devolver la confianza a todas aquellas personas
que “viven con la sensación de haber sido engañadas y utilizadas”. Por
ello señalan: “Es urgente que los líderes escuchen el sufrimiento de las
personas y tomen decisiones políticas y económicas capaces de devolver
la esperanza y la confianza”.
Los Obispos, dirigiéndose también a los políticos en su mensaje también,
piden que se deje de lado toda actitud triunfalista y se coopere para
hacer que reine la estabilidad en el país, algo necesario para su
desarrollo.
A continuación, hacen un llamamiento por las víctimas del huracán
Matthew, con la certeza de que los haitianos son un pueblo que tiene
mucho coraje, “siempre listo para enfrentarse a cualquier tipo de
calamidad que nos pueda suceder” y “estos momentos de gran sufrimiento
son oportunidades que nos permiten experimentar el vivir en profunda la
solidaridad”. Conscientes de lo que ha vivido durante demasiado tiempo
el pueblo de Haití, los obispos afirman que ahora la población está
hambrienta de una auténtica renovación a todos los niveles: espiritual,
ético, social y político.