Yangon, MYANMAR (Agencia Fides, 07/03/2017) – Todo el mundo la llama “Madre Teresa de Myanmar”: se
trata de la hermana Marta Mya Thwe, religiosa de la Congregación de San
Jose de la Aparición (SJA), que trabaja incansablemente por los enfermos
de sida o con VIH, que no reciben cuidados apropiados, viven marginados
por la sociedad y expulsados de sus familias, y que ni siquiera las
instituciones sanitarias birmanas se ocupan de ellos.
Hablando con la Agencia Fides, La hermana Marta nos explica su trabajo:
“Mucha gente tiene miedo de tocar a las personas que han contraído el
Sida. He visto que muchos enfermos se ven obligados a abandonar sus
hogares debido a esta enfermedad. He encontrado algunos enfermos
terminales tendidos en la carretera o incluso ya muertos. En los últimos
años se ha producido un aumento dramático del número de personas que
mueren de esta enfermedad, en el abandono total del gobierno y de las
instituciones”.
En 2001, movida por el impulso de hacer algo, pidió ayuda a una monja
budista y así, gracias a la ayuda de algunos benefactores y estudiantes
fundó el centro de Salud “Espejo de la Caridad”, que proporciona
refugio, alimentos, medicinas y medios educativos para los huérfanos y
las personas con Sida. El primer centro nació en Kyeikkami, una pequeña
ciudad rural en el estado de Mon, y comenzó a acoger y cuidar de los
enfermos de Sida de los estados de Kachin, Shan y Karen, con dos
religiosas y un equipo de 10 laicos.
Se trata de una obra marcada por la compasión. “He visto a muchos morir,
casi todos los días, sobre todo por la dificultad de conseguir los
fármacos anti-retrovirales. A muchos de ellos sólo les hemos podido
acompañar en los últimos momentos de vida”, recuerda. Después de muchos
esfuerzos la religiosa pudo conseguir medicinas y comenzó el tratamiento
de 20 pacientes; luego, gracias a otros benefactores extranjeros, ha
podido aplicar la terapia a 103 personas entre niños y adultos. El
centro, que comenzó en una sencilla casa de madera en 2002, ahora se ha
expandido a un complejo de varios edificios, financiado por las
Embajadas de Australia, Japón y Alemania.
El complejo incluye una pequeña parcela de tierra agrícola y un rebaño
de animales, una instalación para cursos de formación profesional, con
un enfoque “holístico”, para acompañar a los enfermos en sus vidas. Hoy
también está equipado con una pequeña clínica para proporcionar atención
sanitaria general y donde se pueden hacer pruebas para detectar
enfermedades como la malaria o la hepatitis.
En 2014, nació un nuevo centro de salud en Kawthaungnel, al sur de
Myanmar, área donde el Sida está muy extendido. Otros centros de
atención y apoyo están ubicados en las ciudades de Kyaikkami y
Thanbyuzayat y asisten aproximadamente a 104 pacientes, incluidos 24
niños menores de 15 años.
“Estamos tratando de abordar el problema de los niños enfermos con una
asistencia integral para su crecimiento, que proporciona atención peor
también una trayectoria educativa”, explica a Fides la hermana Marta,
señalando que a menudo los padres y miembros de la familia no están
dispuestos a aceptar que los niños vuelvan a sus respectivas familias.