Marawi, FILIPINAS (Agencia Fides, 06/07/2017) – “La situación es extenuante. Han pasado más de
40 días de guerra y nuestra espléndida ciudad de Marawi está reducida a
escombros. Estamos desolados por el padre Chito y por los demás rehenes.
Esperamos de corazón y rezamos para que la guerra termine lo antes
posible”. Así lo declara a Fides el obispo Edwin De la Pena, que está a
la cabeza de la prelatura apostólica de Marawi, en la isla de Mindanao,
mientras prosigue el conflicto entre el ejército filipino y los
terroristas fieles al ISIS, que tomaron el pasado 23 de mayo la ciudad
de Marawi. Según los datos oficiales, hasta el 5 de julio, 351
yihadistas han sido abatidos y 39 civiles y 85 militares han perdido la
vida. Desde hace algunos días, el ejército filipino recibe asesoramiento
estratégico y la tecnología del ejército americano.
En una batalla que está durando más de lo que se había previsto, -y que
demuestra la preparación militar de los terroristas-. El presidente
Duterte espera que la crisis termine antes de tener que pronunciar su
próximo discurso sobre el estado de la nación el 23 de julio, el mismo
día que concluye la ley marcial impuesta en Mindanao desde el 23 de
mayo.
“Hay mucha tensión. No hay negociación posible. Se sigue combatiendo.
Los refugiados están cada vez más desmoralizados. Como líderes
cristianos y musulmanes estamos mostrando toda nuestra solidaridad. La
comunidad de los bautizados continúa rezando. Hablaré de la crisis de
Marawi en la asamblea plenaria de los obispos filipinos donde elegiremos
al nuevo presidente. Estamos en las manos de Dios. Esperamos que no se
les haga daño a los rehenes. Continuamos esperando y rezando”, concluye
el obispo.