Luanda, ANGOLA (Agencia Fides, 11/11/2015) - Continuar el proceso de paz y la unificación
nacional. Es lo que piden los obispos de Angola en su carta pastoral,
enviada a la Agencia Fides, publicada con motivo del 40 aniversario de
la independencia nacional de Portugal.
Al trazar la historia de la independencia del país, los Obispos
recuerdan que se ha pasado de la guerra contra el colonizador a la
guerra civil, con una injerencia extranjera pesada. Ahora que el país
finalmente ha encontrado la paz (después de 2002), debe tenerse en
cuenta que “la paz y la reconciliación no es un hecho adquirido de una
vez por todas, sino una tarea y un horizonte indispensable que requiere
un trabajo continuo”.
“Así que estamos aprendiendo a renovar nuestra mentalidad, despojándola
de todos los males y prejuicios que nos ponen unos contra otros; estamos
aprendiendo a respetar los derechos y dignidad de los demás; estamos
consolidando la unidad nacional y el fomento del espíritu patriótico.
Por último, estamos construyendo una verdadera familia en Angola, en la
diversidad y la belleza de su mosaico cultural. Para esta tarea Angola
necesita a todos sus hijos e hijas, sin exclusión ni discriminación de
ningún tipo”.
“En este contexto – continúa el documento -, cada uno de nosotros, en el
marco de sus competencias, tiene tareas urgentes que deben llevarse a
cabo para que los frutos de la independencia sean permanentes y
apreciados por todos”. Entre los problemas que se deben abordar están:
reducir la brecha entre el extremadamente rico y los que son muy pobres;
promover el derecho a la libertad de conciencia, de reunión, la
libertad de asociación, de manifestación, de expresión y de información,
garantizadas por la Constitución, para que los ciudadanos puedan
ejercer una ciudadanía consciente, responsable y participativa; mejorar
la educación básica y profesional “para superar la oscuridad de la
ignorancia y el oscurantismo que mantienen a comunidades enteras
atrapadas en sus creencias opresivas”.
“Por último, salvaguardar la dignidad de nuestra cultura de origen
cristiana contra el fanatismo religioso y cultural de ciertos a
subproductos de la globalización que tratan de banalizar a Dios, la vida
y la familia, con la importación de modelos extranjeros al pueblo de
Angola y a su cultura como las uniones de personas del mismo sexo”. Los
Obispos concluyen renovando la consagración de Angola al Inmaculado
Corazón de María.