martes, 13 de diciembre de 2016
La prisión, de trampa mortal a lugar de esperanza, gracias a una iniciativa misionera
Lilongwe, MALAWI (Agencia Fides, 13/12/2016) – “La cárcel de Zomba, una trampa mortal”, es
el titular del Sunday Times del 4 de diciembre de 2016. “Durante años
esta prisión forma parte de la historia de Malawi. Construida en 1937 en
lo que fue una especie de campo de refugiados, tenía capacidad para 800
internos. Hoy en día, con 2.400 presos es la prisión de la muerte”,
escribe desde Malawi el padre Piergiorgio Gamba, misionero Monfortino.
“Esta cárcel es un compendio de todas las 30 prisiones, pequeñas y
grandes del país, donde alrededor de 15.000 prisioneros están
encerrados”, explica el misionero, recordando que “en 2014 la Inspección
de Prisiones envió un informe al Parlamento donde denunciaba las
condiciones sanitarias terribles, los alimentos incomestibles, el
hacinamiento, el abuso de los prisioneros, la falta de ventilación en
las células, las personas privadas de libertad por más de 48 horas sin
tener pruebas de su acusación, la corrupción de los
funcionarios de prisiones y la falta de programas de Y ha sido
precisamente en relación al aprendizaje como ha nacido “la experiencia
de la Casa a Mitad de Camino, que tiene la intención de transformar las
prisiones en centros de reforma reales de los que están detrás de las
barras y de los que viven fuera”. Entre las iniciativas llevadas a cabo,
“con el apoyo de Patrizia Lavaselli y del Grupo de San Marino está la
escuela infantil de la cárcel de Zomba, que se ha convertido en una
escuela de costura capaz de auto-sostener e iniciar la formación
profesional con una gran cantidad de exámenes reconocidos por el
ministerio de trabajo”, explica el p. Gamba. “La sección femenina es un
remanso de paz y el inicio de un camino de recuperación de las mujeres y
madres detrás de las rejas” dice el Padre Gamba, porque las “guardias
de la prisión y las detenidas viven de una manera nueva los años de
convivencia en la prisión. La prisión-trampa de la muerte puede
convertirse en una gran experiencia de vida”, concluye el misionero.