Damasco, SIRIA (Agencia Fides, 01/03/2017) –Esta Cuaresma que los cristianos de Siria se
preparan a vivir será una “Cuaresma amarga”, y entre los muchos factores
de sufrimiento y dolor que afligen a las Iglesias de Siria está la
falta de sacerdotes que durante los años de guerra civil han dejado el
país, privando a los fieles de su consuelo pastoral. Lo señala el
arzobispo Samir Nassar, cabeza de la archieparquía de Damasco de los
Maronitas, en su carta pastoral para la Cuaresma.
“Las parroquias”, escribe el arzobispo Samir en la carta, recibida en la
Agencia Fides, “han visto el número de feligreses disminuir y las
actividades pastorales reducidas en gran medida…
La Iglesia de Damasco ha visto la marcha de un tercio del clero (27
sacerdotes). Es un duro golpe, que debilita a la minoría cristiana que
ya estaba e declive”. Los sacerdotes que quedan - dice el arzobispo
maronita – también toman en consideración la posibilidad de una posible
marcha. Mientras esperan que los organismos humanitarios lleguen para
hacerse cargo de las familias divididas”. Precisamente en este estado de
abandono y pobreza -, dice el Arzobispo Nassar – la Cuaresma de 2017
nos ofrece un tiempo en el desierto, para considerar nuestras
responsabilidades en la Iglesia, entre los fieles que lo necesitan, y
para abrir el camino a Cristo resucitado. Cristo, luz del mundo, que
conoce los corazones de los hombres y mujeres, nos dice: “Venid a mí
todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré”.