Ulaanbaatar, MONGOLIA (Agencia Fides, 11/07/2017) - El 2017 marca los 25 años de presencia de
la Iglesia católica en Mongolia y los 25 años de las relaciones
diplomáticas entre la Santa Sede y Mongolia. Según la información de la
Agencia Fides, este “Jubileo de Plata” ha sido celebrado el 9 de julio
de 2017 con una misa en la catedral de San Pedro y San Pablo en
Ulaanbaatar. Durante la celebración, el Obispo Wenceslao Padilla,
Prefecto Apostólico de Mongolia, expresó su agradecimiento a Dios y a
todos los colaboradores por lo que se ha hecho durante los últimos 25
años y dijo:
“En este momento, puedo decir, y quiero gritarlo al mundo, las palabras
del profeta Isaías: Dad gracias al Señor, invocad su nombre, haced
conocer entre los pueblos sus obras, haced recordar que su nombre es
enaltecido (Is 12,4).El Dios de nuestros padres está realmente lleno de
gracia, de amor, ha protegido y guiado en cada paso nuestro camino de fe
y nuestras pequeñas comunidades de creyentes en Mongolia”. El Obispo
Wenceslao Padilla también ha remarcado que “la estabilidad de la Iglesia
en Mongolia, con su presencia en diferentes sectores de la sociedad, ha
crecido y se ha fortalecido. La llegada de los misioneros de diversas
congregaciones religiosas y de diferentes países, la colaboración y la
la fe de muchos mongoles han ayudado a construir una fuerte presencia de
la Iglesia en Mongolia”.
La misa ha sido concelebrada por más de 30 sacerdotes, con algunos
invitados especiales como Mons. Marco Sprizzi, Primer Consejero de la
Nunciatura Apostólica en Corea del Sur y Mongolia, y el P. Gilbert
Sales, uno de los primeros misioneros que llegaron aquí en 1992. Muchos
funcionarios extranjeros y locales han asistido al evento. La comunidad
budista ha estado representada por el Venerable Dambajav del monasterio
Dashchoilin, cuya presencia ha sido muy apreciada por toda la comunidad
católica.
Cuando Mongolia se convirtió en un país democrático, a principios de los
años 90, el gobierno tomó la iniciativa de pedir entablar relaciones
diplomáticas con la Santa Sede y pidió a los misioneros católicos que
trabajasen en el país. El 4 de abril de 1992, estableció relaciones
diplomáticas, y el primer grupo de misioneros, tres miembros de la
Congregación del Corazón Inmaculado de María (CICM), llegaron a Mongolia
el 10 de julio de 1992. Los primeros misioneros que llegaron en
Mongolia fueron: el Padre Wencesalo Padilla (ahora obispo de Mongolia)
el padre Robert Goessens (que regresó a Japón) y el padre Gilbert Sales,
actualmente presidente de la Universidad de Saint Louis en Baguio City,
Filipinas.
En la celebración que se ha tenido en UlaanBaatar, mons. Marco Sprizzi,
ha recordado que “la Santa Sede ha sido uno de los primero Estados en
reconocer Mongolia en la comunidad internacional, después de su
independencia. Desde entonces las relaciones han sido muy buenas. El
Papa está preocupado por el bienestar espiritual y material del pueblo
mongol. Ya que no promovemos nuestro interés, sino el interés de la
gente de Mongolia, las relaciones son muy buenas y continuamos sirviendo
a la población en este país”.